Decisión metodológica del Balance Estructural

Mario Arend

Los pasos en materia fiscal del gobierno han sido claros, transparentes y congruentes con el sinceramiento de una situación de holguras fiscales negativas y un punto de partida peor a lo que se esperaba. En los últimos meses, en el Ministerio de Hacienda hemos tomado decisiones que permiten mejorar la forma de hacer política fiscal, con compromisos creíbles e iniciativas de mejoras relevantes a nivel institucional y técnico. La decisión más reciente, previa aprobación del Consejo Fiscal Asesor, fue volver a la metodología tradicional en el usAo de los parámetros estructurales.

En materia de presupuesto, el primer paso fue dar cuenta de que la situación fiscal era peor a lo esperado, con presiones de gastos en torno a US$ 5.500 millones para el período 2018-2021. Como consecuencia de eso, posteriormente se anunciaron medidas de contención de gastos, las que ascienden a un total aproximado de US$ 4.400 millones para el mismo período. El tercer paso fue el compromiso de bajar el déficit estructural, que cerró en un 2% del PIB en 2017, a un nivel de 1% al año 2022, con una reducción aproximada de un quinto de punto porcentual cada año, comenzando con un nivel de déficit estructural de 1,8% en 2018.

Complementario a esto, ha habido un compromiso de mejorar la institucionalidad fiscal, con el envío al Congreso del proyecto de ley que crea el Consejo Fiscal Autónomo, una instancia evaluadora independiente que consideramos fundamental para la transparencia y adecuada implementación de la política fiscal. Adicionalmente, en materia de transparencia, se puso en consulta pública el reglamento sobre la metodología, procedimiento y publicación del cálculo del Balance Estructural, algo inédito para estas materias. También en un plano de transparencia, actualmente en los documentos publicados por la Dirección de Presupuestos se están adjuntando los datos, haciendo replicable para los analistas, por ejemplo, el cálculo del Balance Estructural.

Respecto a la decisión de volver a la metodología tradicional en el uso de los parámetros estructurales, esta se dio en un plano técnico, previa consulta, discusión y aprobación del actual Consejo Fiscal Asesor. Dentro de las principales razones para esta decisión están:

(i) La meta deja de ser fluctuante y se recupera el punto de referencia o ancla fiscal. Se reduce significativamente la variabilidad del indicador de Balance Estructural;

(ii) Permite evaluar anualmente el cumplimiento ex post de la meta de Balance Estructural con los parámetros con los que fue elaborado el Proyecto de Ley de Presupuestos;

(iii) Respeta el espíritu de la regla, a diferencia de la metodología de parámetros comparables, en el sentido de que cambios en los parámetros estructurales (a la baja o al alza) se ven reflejados en un menor o mayor espacio para el gasto público el año siguiente.